El ensayo literario: Iluminación y pensamiento por Marcos Fabián Herrera
En tiempos en los que abunda la hojarasca, y la reflexión literaria anda extraviada en los meandros del fárrago académico, leer un libro de ensayos con posturas provocadoras, con audaces formulaciones que nos recuerda que la argumentación ensayística es un retozo del ingenio; pero por encima de todo, con una exquisita escritura al servicio de las ideas; ha de suponer tomar un respiro para creer de nuevo que el ensayo es debate y reflexión. Su autor es uno de los escritores que ha pergeñado las obras más memorables de la literatura reciente en Colombia.
Pablo Montoya ha reunido diez ensayos sobre la literatura francesa del siglo XX. Él, un agudo francófilo que ha estudiado con pasión una de las tradiciones más fértiles de la literatura contemporánea, manifiesta en el prólogo a Un Robinson Cercano, que los textos que hacen parte del libro son “voluntariamente literarios”. Esta confesión hará creer que son piezas con un deliberado esmero en el lenguaje y el estilo: cada uno de ellos lo confirman. Pero son estos ensayos merecedores del adjetivo de literarios por responder a esa divisa ensayística que le encomienda al género la polémica y la dilucidación de las ideas. En ellos se dialoga con una profundidad que devela la esencia de la obra abordada, para después someterla a un examen en los que Montoya explota el mobiliario intelectual que lo acompaña: Un vasto conocimiento de Francia y su cultura. En éste libro las vidas y las obras de Henri Michaux, Andre Gide, Albert Camus, Michel Tournier, Louis Ferdinand Céline, Pascal Quinard, Pierre Michon, Michel Houellebecq, Julian Gracq y Marguerite Yourcenar, son revisadas con una lupa de quien se propone gozarlos, admirarlos y trasmitir el júbilo de haberlos leído. Porque si bien Montoya controvierte y fija reparos a posturas estéticas o políticas de cada uno de los autores, estos ensayos son celebraciones que festejan la creación y los libros estudiados. Por ello no hay empacho en analizar el velado sentimiento colonialista de varios de ellos y que ruborizó el rostro humanista de Francia hasta las postrimerías del siglo XX; la valoración de los apegos a dogmas estéticos o las genuflexiones febriles al poder que el paso del tiempo ha empañado y las ha transfigurado en inútiles pantomimas. La mirada de Pablo Montoya es la de un ensayista que no renuncia ni al rigor ni a la valentía. Rigor que enlaza episodios determinantes en la formación literaria, con los sobresaltos del tiempo y las premisas creadoras; y valentía manifestada en el estilo subjetivo y pirómano de quien enciende el fuego para azuzarlo con arsenal argumentativo y osadía en las tesis defendidas.
Si el ensayo es el tinglado para iluminar la penumbra y catalizar la reflexión, y la crítica literaria, de acuerdo a George Steiner, la expresión del pensamiento que emana de la literatura, Un Robinson Cercano es un vital libro que responde a dichas misiones.